Es comprensible el eco que han tenido las preguntas a las que el Papa se ha sometido en el programa de televisión “A sua immagine”, emitido por la RAI y rebotado por otros canales. (Ver aquítranscripción, audio y video). Algunos incluso han comentado que el Papa “da bien” en televisión, casi como si fuera la primera vez que aparece respondiendo a preguntas. Ese tipo de intervenciones capturadas por las cámaras son ya muy numerosas (encuentros con sacerdotes, diálogo con periodistas durante los viajes, diálogos con niños y jóvenes), pero es verdad que se trata de la “primera vez” que un Papa interviene en algo construido expresamente para un programa de televisión.
El gesto de Benedicto XVI es muy coherente con lo que viene haciendo desde el inicio del pontificado y con lo que ya hacía como cardenal. Y es que contrariamente a ciertas caricaturas sobre Benedicto XVI, el Papa no solo aprecia los medios de comunicación, sino que no teme confrontarse a través de ellos con temas complicados. Ya lo había hecho repetidas veces con otras modalidades: ahí están, por ejemplo, sus cuatro libros de entrevistas y sus coloquios públicos –cuando era cardenal- con intelectuales como Jürgen Habermas.
Personalmente, hubiera preferido que el programa de televisión ofreciera solo las preguntas y respuestas del Papa, sin necesidad de glosas ni comentarios por parte de invitados en el estudio (comentarios muy acertados, pero no necesarios: al Papa se le entendía muy bien). Después de esta experiencia vienen ganas de proponer que esta cita se convierta en algo periódico. Pienso que el Papa que responde brevemente y con profundidad a las verdaderas preguntas de la gente es una nueva fórmula que vale explorar. No se trata de hacer comparaciones, pero me parece que su impacto y eficacia sería mucho mayor que el de muchas audiencias.